“Optimismo y desafíos para autónomos: ¿Cómo enfrentar los próximos meses?

El reciente barómetro de julio, elaborado por la Federación de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA), proporciona una visión clara y detallada sobre las expectativas y desafíos que enfrentan los autónomos en España. Los datos reflejan una mezcla de optimismo y preocupación: uno de cada cuatro autónomos espera mejorar su negocio en los próximos meses, mientras que un 18% prevé reducir plantilla.

Y es aquí donde yo me pregunto: ¿por qué será que algunos lo ven de “color de rosa” y otros más bien negro, negrísimo?

En la mayoría de los casos que lo ven negro, negrísimo son factores externos como temas relacionados con la macroeconomía, efectos “regionales”, de costes, la competencia, el consumo, etc. pero estoy convencido, y así lo he constatado a lo largo de muchos años, de que toda empresa tiene un margen interno de mejora. Este margen de mejora puede mitigar esos efectos externos y todos deberían poder prever un futuro cuanto menos positivo y esperanzador, y sobre todo que solo dependa de su buen hacer en sus negocios.

Y, uno de los aspectos más importantes en este contexto es la productividad. A menudo se alaba la productividad de otros mercados, como el alemán por ejemplo. Y yo que soy medio alemán os lo puedo asegurar que siempre se me habla de esto. Siempre que nos comparan, a los españoles me refiero, se menciona que Alemania opera con una mayor productividad que España. Pero, ¿qué significa productividad realmente? Según la RAE:

  1. Cualidad de productivo.
    o Sinónimos: rendimiento, rentabilidad.
    o Antónimo: improductividad.
  2. Capacidad o grado de producción por unidad de trabajo, superficie
    de tierra cultivada, equipo industrial
    , etc.
  3. Relación entre lo producido y los medios empleados, tales como mano de obra, materiales, energía, etc. La productividad de la cadena de montaje es de doce televisores por operario y hora.

Nos quedamos con la tercera definición, la económica. En términos entendibles y aplicados al terreno de un autónomo o dueño de una microempresa, significa que por cada euro invertido en recursos (personal, alquiler de un local, maquinaria, tecnología o cualquier otro recurso que requiera inversión), se obtenga el mayor retorno posible. Operar con una alta productividad implica que si inviertes un euro, el retorno debe ser lo más alto posible.

Recuerdo en mi etapa en Aldi Supermercados que el salario de los responsables de tienda estaba ligado a la productividad de su tienda. Su bonus mensual dependía de la facturación dividida entre las horas trabajadas por los empleados en ese periodo. A menor número de horas, mayor la productividad y, por ende, más alto el bonus. Y esto no va de trabajar duro, que también, sino más bien de trabajar de manera inteligente, aprovechando al máximo los recursos de manera eficaz y eficiente.

Seguramente, en mercados como el alemán, la productividad está mucho más arraigada en la sociedad que en el nuestro. Pero debemos tener claro que esta es la clave de cualquier negocio. El propósito de cualquier negocio debe ser generar de manera rentable clientes fanáticos. La clave está en lo rentable (en lo de los clientes fanáticos ya entraremos en otro artículo 😉). No arriesgamos un negocio solo para poder pagar las facturas; eso no es un negocio. Esto hace que la gran mayoría de los negocios españoles (el 95% aproximadamente según el INE son autónomos, micro y pequeñas empresas) sean muy vulnerables a todos los efectos externos y con cualquier sacudida macroeconómica o externa se vean afectados.

Tenemos que apoyar a todos esos negocios para salir de la trampa de ser un negocio y convertirlos en empresas comerciales y altamente rentables, que puedan además funcionar sin el propio fundador o dueño. Debemos empujar para dotarles de los conocimientos y herramientas para que escalen y salgan de esa zona de alto riesgo que hace que España sea uno de los países en los que la supervivencia de las pymes es más precaria. Según datos de la OCDE, tan solo 10 de cada cien pymes españolas sobreviven después de los diez primeros años de existencia. El 70% de ellas acabarán cerrando entre tres y cinco años después de su creación.

En muchas ocasiones, nos sentimos atascados, sin saber cómo avanzar y qué pasos dar. Por eso hemos creado programas de potenciación y desarrollo concretos para cada etapa del desarrollo empresarial de todo emprendedor. Hemos pasado por ahí y sabemos cómo avanzar y mejorar la productividad de un negocio, escalando para que todos esos factores externos que podrían afectar no te afecten, y que tu crecimiento sea interno, mejorando tu actividad y, por ende, tu productividad.

¿Hasta cuándo quieres esperar?

En powerlab, estamos comprometidos a apoyar a los autónomos y dueños de microempresas en cada paso del camino. Con programas de formación, consultoría personalizada y redes de apoyo, te proporcionamos todo lo necesario para que puedas enfrentar los desafíos actuales y construir un futuro próspero.

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